Una mujer sin frontera que lo entrega todo por los pobres de La Guajira

En la reunión que le organizaron las profesoras, en sus 50 años de servicio

La monja María Celeste, 50 años de servicio

Por: Francisco De La Hoz Sarmiento
Ella también viene de un hogar pobre, humilde, pero muy lleno de amor. Siempre recuerda su familia con añoranzas, pero sabe que lo de ella fue un compromiso con Dios y con los más desprotegidos y por eso cuando recuerda a los suyos, sabe que aquí los tiene personificados en cada una de las personas que se han merecido su servicio.
Para algunos es una mujer de un temperamento fuerte, pero es que de otra manera no se hubiera podido manejar toda la responsabilidad que se le ha encomendado. Manejar el hogar infantil Divina Pastora, no es nada fácil, conseguir los recursos para pagar profesores y servicios no es algo sencillo, por eso hay que apretarse el cinturón para que la plata alcance para todo. La verdad es que en el fondo es una mujer de una nobleza incomparable.

Para ella no hay cabida para la maldad en un corazón
Para María Celeste Totaro, la monja italiana de la orden de Las Hermanas Capuchinas del Sagrado Corazón, no hay maldad. “no hay hombres malos, lo que ocurre es que existen unos ambientes que no son ideales y el hombre allí se contagia, pero yo creo que en el corazón de ninguna persona puede haber maldad.
Norely Pimienta Sierra, una de las que mejor la conoce por haber laborado a su lado durante no menos de 20 años, sostiene que a veces se quieren aprovechar de ella por su buen corazón, ella no tiene maldad y cree que todas las personas son iguales por eso algunos quieren utilizarla, ella es muy calmada.

El llamado a prestar su servicio a los pobres
María Celeste Totaro, dice que el primer llamado que le hizo Dios fue cuando se encontraba en su pueblo Rocca Lunera, en la Costa del Mediterráneo y muy cerca de la isla de Cicilia. Allí, sintió que su vocación era el servicio social y por eso ingreso al convento. Estuvo durante un determinado tiempo en Europa hasta cuando la superiora la anunció que tenía que trasladarse a Colombia y no lo dudó..
Su vida siempre ha sido de servicios. A los 18 años ingresó a la orden de las Capuchinas, a los 20 años hizo su primera profesión religiosa, a los 25 años, fue su profesión perpetua o sea la entrega total al servicio. Durante 20 años trabajo como docente de primaria.
“En el mes de julio de 1.985, llegué a esta mi nueva patria Colombia, que amo como mi bella Italia. A esta tierra le debo mucho porque Colombia me ha dado la posibilidad de entregarme con todo mi ser a los otros, sin límites, sin ahorrar fatigas, ni descanso, regalándome a cambio muchas satisfacciones especiales y la alegría de servir a los más necesitados, como son los niños, los indigentes, los afligidos y en fin a todos aquellos que me necesitan y se cruzan en mi camino, buscando en mi pobreza espiritual”

El día que le dejaron una niña en el colegio
Entre los cas que más le ha marcado su vida de servicios, recuerda aquel mes de enero de 2.002, cuando Meme, una indígena llega a la perta del colegio y le entrega una bolsa con algunas rapas raídas y en la otra mano le pune unos paños en donde estaba una pequeña criatura de unos tres años, la cual estaba inerme, no parecía tener vida. Ya ella conocía a meme, por eso le preguntó por la otra hija y esta le respondió que había muerto. Tomaron a la menor, la cual bautizaron con el nombre de Yolima, la recuperaron nutricionalmente y hoy la identifica como una princesita hermosa, cariñosa e inteligente. Hoy ya tiene 10 años y cursa cuarto grado en la institución Sagrada Familia, en donde se destaca por sus excelentes calificaciones. También han seguido ayudando a siete de sus restantes hermanos, dice la religiosa.

50 años de servicio religioso
Esta mujer que quiere a Colombia lo mismo que a su natal Italia, acaba de cumplir cincuenta años de haberse entregado al servicio social a cambio absolutamente de nada, bueno casi nada, ella solo se conforma con la satisfacción que le produce el servir a sus congéneres. Por esos detalles que han marcado la vida de María Celeste, hoy, los que de cualquier manera hemos leído una página de su vida, no podemos sino decirle mil gracias por ser como eres y por haber llegado a nuestro País para sembrar amor. Muy seguramente, en poco tiempo, María Celeste tendrá la más grande cosecha a la que cualquiera podría aspirar: recogerá mucho amor, porque

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