118 tenderos abandonaron a Riohacha por la violencia

18 comerciantes asesinados en tres meses

A punta de cañón los tenderos pagan los cinco mil pesos diarios que religiosamente les corresponde por concepto de seguridad, que ofrecen los grupos armados al margen de la ley, quienes reclaman la propiedad de este territorio, que según ellos, les da el derecho a cobrar un impuesto a todo comerciante que se radique en La Guajira pero especialmente en el municipio de Riohacha. Desobedecer esta orden, es comprar la propia lápida, razón por la cual mucho de los pequeños comerciantes decidieron regresar a sus lugares de orígenes, es una especie de maldición que los persigue; ellos, llegaron a la península huyéndole a la violencia en esas regiones para trabajar en paz, pero la misma violencia los hace retornar, convirtiéndolos en errantes, con patria y sin ella, frente a un Estado incapaz de protegerlos, solo como un observador, mientras ellos caen uno a uno por las balas de sicarios contratados para hacer este trabajo de eliminación que de paso sirve de ejemplo para quienes no cumplan con la tarifa que va desde los $ 150 mil pesos mensuales hasta un millón de acuerdo a la capacidad y presentación del negocio. Los tenderos no están dispuestos a dejarse matar, por eso la decisión que la mayoría de ellos ha tomado individualmente es huir para preservar la vida. Las tiendas en los barrios empezaron a cerrarse, los vecinos ven cómo salen silenciosamente de sus pequeños negocios, dejando todo, cargando un bolso o una pequeña maleta, se regresan como vinieron. Esta ha sido una ciudad que les dio la oportunidad de trabajar, pero los violentos cercenan esos sueños sin que autoridad alguna detenga este macabro plan que se ejecuta cada vez que sale el sol.

Millonarios recaudos

Casi todas las tiendas de Riohacha pagan este impuesto, convirtiéndose en un recaudo millonario que va a las arcas de estos grupos armados al margen de la Ley. Las autoridades dicen que no pueden actuar mientras no existan denuncias puntuales de los afectados, convirtiéndose esta situación en un círculo vicioso, pero cada día de recaudo, es un día de importantes ganancias. Es tanta la presión en la que están sometidos estos comerciantes que lograron públicamente declarar que no era cierto que estaban siendo extorsionados. Hoy ante la presencia este 29 de octubre del propio Ministro de Defensa Rodrigo Rivera y los generales del Ejército y La Policía en un Consejo de Seguridad, la comunidad ve que tiene la oportunidad de dar a conocer a través de sus gobernantes la delicada situación de orden público, sicariato y demás que viven a diarios los habitantes de esta región de Colombia.

Impuesto a mototaxistas

El recaudo a los mototaxistas es de quinientos pesos diarios, los censados por sectores, pagan en la mañana o antes que termine la tarde, pero pagan, para de esta manera adquirir el derecho de trabajar en las calles del municipio de Riohacha. Es sorprendente la forma como ejecuta el brazo recaudador cada día el cobro en tantos frentes. Ni la Cámara de Comercio de La Guajira cuenta con la base de datos que estos grupos armados manejan sobre la información de cada comerciante informal, formal, estacionario o de cualquier otro tipo, donde incluyen hasta los vendedores de fritos, de tinto, todo aquel que genere ingresos. Quiso el gremio realizar una marcha pacífica en protesta a los crímenes presentados, pero la reciente muerte de “Tuto Uribe”, los golpeo muy fuerte, llenándolos de miedo.

El miedo de los otros gremios

Existe temor y miedo en el grupo de taxistas de la ciudad quienes hasta la fecha no han reconocido el boleteo en que son sometidos los comerciantes, pero temen que muy pronto también hagan parte de esta extorsión dada las características del impuesto obligado a través de la violencia y la intimidación. Los comerciantes solo esperan que los voceros naturales, narren la dramática situación que se vive en todo el territorio guajiro para que el gobierno nacional actúe no solo con medidas drásticas en el mejoramiento de la seguridad, sino también en las inversiones sociales que la ciudad y el departamento requieren para propiciar mejores estados de convivencia y retorne la confianza en las instituciones debidamente establecidas.