Indígenas marcharon contra el desalojo en Mayapo
Se tomaron la sede de la gobernación de La Guajira
Parecía una parodia de la revuelta por el florero de Llorente. Aquí, en La Guajira inmortal, los nativos protestaban porque se les ha amenazado con desalojarlos de su ancestral territorio en Mayapo, en donde cerca de 50 familias han encontrado la forma de ganarse el pan de cada día con las actividades turística. Parecía así, pero no. En el fondo se trata del grito que sale de lo más hondo del pecho y se extiende por las sabanas de Manaure y toda la península hasta subir por la sierra Nevada de Santa Marta. Es el grito de libertad, es el grito de ¡basta! De humillaciones y vejámenes contra la raza nativa. Era un grito que parecía por una simple cosa, un desalojo de un pequeño territorio. Los nativos de Mayapo, no solo eran de Mayapo, eran los nativos de América que gritaban independencia después de 417 años de humillaciones.
Así fue el 12 de octubre, parecía una parodia al polvorín por el florero de Llorente, pero en medio de la carencia de organización, se tomó este ‘Caballo de Troya’ y lo metieron en las carreteras de los occidentales y después lo metieron en el Palacio de la Marina y después lo quisieron meter en la sede la Asamblea Departamental. Allí los recibió la Presidenta de la Corporación, otra indígena Wayuu, Rosa Pacheco Ocando, quien es explicó la mejor forma de hacer una reclamación justa.
No queremos persecuciones en contra nuestra
Los nativos si tienen preciso algo y es que sus más connotados dirigentes han sido sistemáticamente eliminados, sin que ellos conozcan cuales son los perversos fines.
Posiblemente por eso, José del Carmen Bonivento, uno de los nativos de Mayapo, dijo voy a hablar con los medios, pero lo primero que queremos es que en contra nuestra no se desate ningún tipo de persecución por defender nuestros derechos. Al ser interrogado el porqué de su temor fue claro: ya nos han matado varios dirigentes y no queremos que esa racha de sangre continúe. Lo que nosotros reclamamos es que nos respeten el territorio, que reconozcan que so es nuestro y que allí tenemos a nuestros muertos y mientras ellos permanezcan en este lugar no lo abandonaremos, menos por orden de alguien que se presenta cuando ya nosotros hemos vencido todas las adversidades, incluso algunos algunas que nos planteó la misma naturaleza.
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