Wayuus claman justicia por el crimen de su líder Luís Socarrás
“No queremos una investigación de 20 años”
Por: Francisco De La Hoz Sarmiento
Los indígenas wayuu fueron llegando como legiones de hormigas desde los rincones más apartados de la península para pedirle a las autoridades que el crimen cometido contra el más connotado de sus líderes, Luís Alfredo Socarrás Pimienta, no quede en la impunidad y para que “no se haga una investigación de 20 años, sino resultados ya”.
Los nativos dieron una demostración de organización y de alta solidaridad, puesto que los preparativos de la protesta se dieron en menos de 24 horas y lo más destacable, fue que de ella participaron habitantes de los cuatro puntos cardinales, incluso de la Alta Guajira, lugar que en las condiciones invernales actuales se torna casi que intransitable.
La marcha, a veces con un silencio sepulcral y otras, con consignas en contra de los violentos y clamando justicia, inició en la que fue su casa de residencia del barrio Buenos Aires. Desde allí tomaron la avenida Santander o carrera 8 para dirigirse al centro de la ciudad. La marcha se parecía a uno de esos gusanos de los pastizales que cuando se mueve empieza a alargarse. En la medida en que avanzaban seguía alargándose con la integración de más nativos y “ alijunas que habían conocido el inmolado dirigente y que le habían conocido sus condiciones de liderazgo y altruismo. A la marcha se le sumaban mujeres con mantas costosas, pero también otras con mantas de poco precio. Llegaron hombres apeándose de burbujas y de camionetas, unos con guayucos y otros con vestimenta “occidental” pero todos tenían algo en común querían despedir, aunque fuera simbólicamente, al amigo y al líder de toda una generación indígena que lo vio crecer como ser humano y como profesional de una manera rápida dadas sus condiciones intelectuales.
Al frente de la caminata las matronas iban cargando de manera simbólica a Luis Socarrás, era un ataúd para simbolizar su presencia material y presentarla a las autoridades. La primera estación la hicieron frente al Comando Central de la Policía. Cuatro mujeres, por sendos extremos mantenían el “féretro”, mientras que hombres y mujeres se fundían en un grito salido de adentro del alma: “Justicia, justicia, Justicia”. La especie de gusano que parecía la multitud, ya estaba integrada por no menos de 2.500 personas, de todas las condiciones sociales, desde médicos, enfermeras, odontólogos, periodistas, policías, gerentes de EPS e IPS, conductores y sus paisanos indígenas de a pie y otros con vehículos.
La segunda estación fue en la Procuraduría Regional, allí permanecieron con consignas y solicitando investigar a la administración pública, la misma que el inmolado dirigente tenía previsto hacer un debate en la Asamblea un día antes del atentado. Después pararon en la defensoría del Pueblo. Allí el Defensor Fernando López Suárez, habló con los dirigentes entre ellos Alex sierra Deluque y varias mujeres para indicarles que se estaban realizando todos los trámites para gestionar del gobierno nacional y de la comunidad internacional acciones en contra de los criminales. Cuando el canicular sol guajiro del medio día entraba en pleno apogeo, pasaron por el edificio de la Asamblea, sitio en el que había prometido 24 horas antes de su muerte, desenmascarar a políticos y dirigentes comprometidos con prácticas corruptas en el manejo de la salud. Y llegaron al Palacio de la Marina, sede del gobierno departamental, en donde hubo varias alocuciones, y algunos discursos, todos rechazando el crimen y pidiendo justicia por parte de los organismos investigadores, para que el “baño de sangre no continuara en las tierras de los wayuus”.
Los problemas para arrancar con el proceso investigativo
Uno de los problemas es que no se había podido encabezar el proceso porque no hubo una real noticia criminal, toda vez que los familiares tomaron el cuerpo baleado y lo sepultaron en menos de cuatro horas después de cometido el crimen. En turno, la correspondió avocar la investigación a la Sijín de la Policía Nacional. Se ha conocido que los comandantes de este grupo estarían preparando una solicitud para exhumar el cuerpo y entregarlo a Medicina Legal, pero no ha podido ser confirmada la versión. Esto, a juicio de los ancianos de la etnia, es bastante difícil, toda vez que la cultura o las costumbres de los wayuu, no encajan con este procedimiento judicial.
Directora Nal. Del CTI promete investigar
La directora nacional del CTI de la Fiscalía, Marilú Méndez Rada, quien se encontró en Riohacha el pasado viernes, dijo en esta capital que ellos, no obstante a que la investigación debe iniciarla la Sijín, también desarrollarán averiguaciones, porque no hay nada que colisione y perfectamente pueden ser apoyos profesionales.
Una vida fugaz, pero productiva
Luis Fernando Socarrás había egresado de la Universidad Nacional en el programa de odontología con solo 25 años. Enseguida aspiró al Concejo de su municipio, Manaure. Luego, en dos ocasiones se postuló como candidato a la alcaldía de su localidad por el movimiento Polo Democrático Alternativo y ahora, cuando apenas había cumplido los 32 años, ya había hecho realidad uno de sus proyectos de redención social para su pueblo: tener su propia IPS indígena, la cual llamó Onouta. Su vida fue fugaz, pero muy productiva, según la opinión de sus paisanos.
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